domingo, 29 de octubre de 2017

TE VERÉ DESPUÉS


Cuando el día del Juicio resucite,
yo buscaré tu cuerpo
recién nacido, con rocíos nuevos
sobre tus senos, nuevamente vírgenes.

Habrá una aurora extraña dirigida
por jerarquías de arcángeles azules;
preguntarán los prados
¿qué es esta primavera milagrosa?

En la tumba de yeso
se moverán los cuerpos sonrosados,
la rama del ciprés será caliente
y la luna de enero tendrá alas en los bordes.

Tú vendrás toda nueva,
desnuda, con tus formas recobradas,
otra vez en tus venas vibradoras,
donde por mí tu sangre era de espuma.

¡Qué despertar!, qué fiebre de latidos,
qué nebulosa azul de corazones
palpitando otra vez;
sólo el mar ciego
continuará su canto sin sorpresa,
pero tú y yo enlazados
con nuestros brazos de resucitados;
con nuestras manos puras
que, enterradas, se habían olvidado
de cómo era la piel de la naranja,
nos haremos caricias encendidas
tú y yo solos,

y acaso,
distraída, me preguntes
¿qué son esas trompetas
que turban nuestro amor bajo los árboles?

                                                                        Agustín de Foxá

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